¿Te has preguntado alguna vez por qué enferman tus plantas sin motivo aparente?
Estoy convencida que cuidar tus plantas es como cuidarse a uno mismo, es el reflejo de lo que hacemos con nosotros.
A veces dejan de crecer, se paralizan, entristecen y es, sin ninguna duda, un reflejo de todo aquello que nos pasa.
Recuerdo como en una ocasión un proveedor de la tienda me regaló una planta que estaba un poco mustia, no tenía una buena apariencia y decidí adoptarla.
Me hacía ilusión tener su compañía, cuidarla, mimarla, velar por hidratar toda su sequedad, mantener la esperanza y el proyecto de crecer y florecer juntas.
A la vez que me preocupaba por su estado, me daba cuenta de que yo también sentía la necesidad de tener buen aspecto, tanto por dentro como por fuera, tenía ganas de cuidarme más, comer mejor y darme caprichos y placeres para sentirme bien ¡era mi inspiración!.
A medida que más la cuidaba, más gratitud mostraba a la niña de mis ojos, dejando ver la majestuosidad de su belleza, dando fruto al sencillo milagro de aparecer nuevos tallos y nuevas flores donde antes no había nada, son pura poesía, amor y siento orgullo de ver en lo que se ha convertido.
Muchas veces las cosas más pequeñas se convierten en una parte importante de nuestra vida, haciéndonos crecer y florecer.
«Las plantas hacen mantener la esperanza. ¡Adopta una planta y crece con ella!